La agenda 2030 marca unos objetivos claros que interfieren en los hábitos de producción y consumo actuales.
Si disponemos de envases sostenibles debemos de disponer de información clara para que, como consumidores conozcamos los aspectos ambientales del producto que adquirimos.
La Comisión Europea ha puesto en marcha una iniciativa para transmitir la huella ambiental del producto. Con este objetivo, lleva desde 2013 trabajando para establecer una metodología común a nivel europeo para el cálculo de la Huella Ambiental del producto.
Estas reglas se disponen por categoría de productos e incluyen entre otros, los siguientes productos:
– Sector industrial: Detergentes de uso doméstico, productos para la piel.
– Sector alimentación: Cerveza, café, lácteos, piensos, pescado, carne, pasta, agua embotellada, aceite de oliva y vino.
Con el paso de los años y las diferentes necesidades se ha ido evolucionando y desarrollando diferentes tipos de etiquetados ambientales.
La insignia ambiental más utilizada se representa con el triángulo de Moebius y nos indica si el material del envase es reciclable o, en su defecto el porcentaje de material reciclado que se ha utilizado en su fabricación. Este tipo de etiquetas ambientales atienden los requisitos establecidos en la norma UNE_EN ISO 14021:2017.
Otro tipo de etiquetado ambiental son los sistemas de reconocimiento “Best in Class” o Ecoetiquetas. Las hay de dos tipos:
– Ecoetiquetas de tipo I: imponen criterios (pasa o no pasa) que abarcan todo el ciclo de vida del producto.
– Ecoetiquetas semi-tipo I: se centran en aspectos ambientales concretos, como la eficiencia energética y suelen centrarse casi exclusivamente al sector madera, cartón y papel.